97-84165-4
Sala, Antenor
El problema agrario en la República Mexicana
México 1918
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El problema ajerio en le Repiíblica Mexicane. Ferrocarriles y colonización. A los señores de los ferrocarriles, correos, telégrafos, esta- ciones inalanibricas y teléfonos. Las riquezas naturales del suelo mericeno nueden salvar la nacionalidad. La ináuctria del T)letano evapora- do. México, Impr. Franco Mexicana, 1913.
39 p. port.
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EL PROBLEMA AGRARIO [
• EN LA
REPUBLiICA MEXICANA.
FERROCARRiLES Y COLONIZACION.
A LOS SEÑORES EMPUAMS DE LOS FE- RROCARRILES, CORREOS, TELEGRAFOS, ES- TACIONES^ INAUMBRICAS Y TELEFONOS.
I LAS RIQUEZAS NATURALES DEL SUELO MEXICANO j PUEDEN SALVAR LA NACIONALIDAD.
LA INDUSTRU DEL PUTANO EVAPORADO.
EL PROBLEMA AGRARIO
EN LA
REPUBLICA MEXICANA.
FERROCARRILES Y. COLONIZACION.
A LOS SEÑORES EMPLEADOS DE LOS FE- RROCARRILES, CORREOS, TELSGRAFOS, ES- TACIONES INAUMRICAS Y TELEFONOS.
LAS RIQUEZAS NATURALES DEL SUELO MEXICANO PUEDEN SALVAR U NACIONALIDAD.
LA INDÜSTRU DEL PLATANO EVAPORADO.
MEXICO
IMPRENTA FRANCO MEXICANA, S. A. — 1? ACADEMIA, 10
1918
INTENTIONAL SECOND EXPOSURE
EL PROBLEMA AGRARIO
EN LA
REPUBLICA MEXICANA.
FERROCARRILES Y. COLONIZACION.
A LOS SEÑORES EMPLEADOS DE LOS FE- RROCARRILES, CORREOS, TELEGRAFOS, ES- TACIONES INALAMBRICAS Y TELEFONOS.
LAS RIQUEZAS NATURALES DEL SUELO MEXICANO PUEDEN SALVAR LA NACIONAUDAD.
LA INDUSTRIA DEL PLATANO EVAPORADO.
MEXICO
IMPRENTA FRANCO MEXICANA, S. A. — 1* ACADEMIA, 10
1918
MAY 2 5 1943
MAY 2 7 19tfl
INTENTIOMAL SECOI4D EXPOSÜRE
2 5 1943
MAY 27t9«í
PREAMBULO
Cuando se habla de la división de la tierra mexicana, ac- tualmente repartida entre corto nrimero de latifundistas ge- neralmente se sobrentiende que las parcelas deberán quedar en manos de los actuales peones de las haciendas ü proleta- rios (le las poblaciones agrícolas. ^ , ^ , •
Tal idea pone límites demasiado estrechos y del todo in- debidos a la amplia concepción revolucionaria sobre la divi- sión del latifundio. En reaüdad, la Revolución ha hecho un llamamiento a todos los capaces de poseer, mexicanos y ex- tranjeros, ricos y pobres, para ,ue disfruten de porción de la tierra, una vez que considera de uuhscuUble «tiltdad p«- hlica- la división parcelaria de los latifundios.
Ciertamente los braceros y proletarios no son los mas adecuados para gozar en primer término de semejante fr^- (uiicia, dado que su falta de elementos para iniciar inmediata- mente el cultivo, hace inútil para ellos la posesión de las par- celas V por otra parte, el Estado se halla en la imposibilidad de suministrar recursos a la gran masa de peones y proleta- rios El Estado sólo hará tal beneficio a pequeños grupos, aun- que no signifique para él un dispendio definitivo, sino un sim- ple adelanto a los nuevos poseedores, quienes quedarían con la obligación de reintegrar al Estado las sumas que hubieren recibido, así como a pagar el valor de las parcelas üe tier^ para que el Estado a sn vez pague a los terratenientes los fun- dos de que los prive en razón de la conveniencia púbUca de
dividirlos, , , i
Son de consiguiente las clases medias, los hombres que
poséen algunos recursos o que simplemente tienen 1^ P^^^^'^^ lidad de hacer algunas economías, quienes podrán disfrutar desde luego de los beneficios de la división del latifundio ac- tual, con grandísima ventaja para ellos y para la 1 atria en
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geueral. Antes de la Kevolucióu, era imposible la adquisición de pequeños lates de tierra en los grandes f undos^ sus propie- tarios no los vendían^ pues con razón condderaban al peque- ño propietario como un competidor que, de multiplicarse, los llevaría a un cambio radical de procedimientos de cultivo, al cual jamás se han hallado dispuestos. En la actualidad es po- sible la adquisición de esos pequ^os lotes, pues el Estado juz- <>a como de vital importancia para la Nación dividir el lati- fundio y tan pronto como se normalice la agitada situación del País, surgirán mpresas privadas que se dedicarán a la colonización de grandes extensiones de terreno; va con ele- Ment<»s uaí ionales, ya con agricultores en })equeno y expertos trabajadores de la tierra traídos del extranjero, ya con unos y otros, que será sin duda la forma más conveniente y fácil para que los empresarios obtengan grandes y seguras utili- dades.
Las clases medias, dada la poca o ninguna disposición de los grandes hacendados para vender parcelas, estaban de he- cho excluidas de la propiedad rural, nadie entre esa clase pen- salía en 1a1 ]»r<)i)iedad y seguramente son muy i)ocos aún los que ven en la actual posibilidad y hasta facilidad de adquirir un lote de tierra, un medio de. utilizar de modo asombrosa- mente ventajoso los pe:]ueños capitales y de hacer economías fructuosas en grado sumo.
Hace cinco años hice una manifestación a los empleados de ferrocarriles en el seoitido que se indica, grupo ilustrado y (]ue ya ha formado asociaciones con varios objetos sindicalis- tas, Hiutualistas, cooperativas, de sport, etc., y que ademas, turre los individuos que lo integran, son muchos los que tra- tan de asegurar el porvenir de sus familias, tomando pólizas de sefjuros sobre la vida. Los miembros del indicado grupo son económicos sin duda y ¡cuánto mejor les sería, emplear esas economías adquiriendo un buen lote de tierra, cuyo va- lor aumenta constantemente de modo nécee^rio, aun edn culti- varlo, que enriquecer con sus recursos a Compaflías extran- j:M'as qnc* cumplen mal o no cum]den de ningún modo con sus compromisos! Así lo vemos en la actualidad, las Compañías de iite^ros, todas las establecidas en la República, naciona- les y extranjeras, han defraudado más o menos en sus deseos y esperanzas a los interesados.
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También hice una indicación a las Secretarias de Fomen- to y a la de Comunicaciones para que en los contratos cele- brados con las Compañías ferrocarrileras, incluyesen de rao- do sistemático las cláusulas que obligasen a éstas a la com- pra de tierras a lo largo de las vías que fuesen a construir, a fin de que las dividiesen después en lotes con un fondo de (piinientos a mil metros y las distribuyeran entre los emplea- dos que necesitasen para la explotación del ferrocarril o a la- bradores nacionales y extranjeros en ext^siones no mayores de diess hectáreas. Creo que así se aumentaría de modo muy considerable el tráfico del ferrocarril con los productos agrí- colas e industriales procedentes de esas parcelas y que la ri- queza nacional recibiría un impulso enorme.
En este folleto reimprimo estas indicaciones que me per- mití hacer a la Administración Púl)lica y a los Empleados de ferrocarriles ; pero ahora y en este preámbulo amplío mis pro- posiciones indicando a las personas ocupadas en el Correo, los Tel^mfos^ Estaciones Inalámbricas y Teléfonos^ que se unan con los empleados de Ferrocarriles, que con ellos for- men asociaciones cooperativas para la compra y cultivo de tierras a lo largo de las vías, a fin de as^urarse una vejes cómoda o a sus familias un porvenir realmente cierto.
Cien emjdeados de las indicadas instituciones que ganen doscientos pesos mensuales cada uno, bien pueden destinar un mes de sudldo al año para el objeto indicado. Los numerosos empleados ferrocarrileros, que viajan constantemente en los trenes, serían los encargados de la vigilancia del bien común, en cambio los sedentarios de Correos y Telégrafos, etc. po- drían estudiar las necesidades mercantiles de todas y cada una de las poblaciones de la B^ública, de modo que les se- ría muy fácil proporcionar datos oportunísimos a las Mesas Directivas de sus sociedades, para la venta, al mejor precio, de los productos tanto a|^ía>las como industriales de sus res- pectivos campos. Ad^ás, esas sociedades cooperativas se con- federarán y de este modo podrán gozar de un crédito incom- parable, ya sea fundando Bancos Cooperativos o en los esta- blecimientos bancarios estra&os a las asociaciones de em^ea-^ dos, ya del Gobierno, ya de particulares.
Entre los empleados públicos de las instituciones citadas, abundan los hombres de positiva ilustración, no son raroS;
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sino por el contrario abundantÍBimos los profesionales de la más elevada cataría mental, de modo que sns sociedades
cooperativas podrían tener dirección acertadísima y de una eficiencia que ningún otro grupo social podría alcanzar.
Incluyo en este folleto mi estudio titulado : ^^Las riquezas naturales del -Suelo Macano pueden salvar la Nacionalidad" y un artículo ^'La Industria del Plátano Evaporado", con tí objeto (ie que los Empleados a quienes sugiero la idea de aso- ciarse para derramar enormes capitales en los campos de la Patria, tengan a la vista, palpen, por decirlo así, la gran fa- cilidad que existe en nuestro país para llegar a poseer una buena fortuna individual y para llevar a la Patria, con la reunión de esas fortunas, a grandeza j prosperidad incom- parable.
Todo hombre que trabaja en su propio bien, también lo liace de modo necesario por el de la Patria, tan sólo con apli- car inteligentmente sus ahorros a la adquisición y cultivo de un suelo pródigo, que rinde cien por uno, a quienes lo acari- i-ian con la fuerza de sus brazos o con la inteligencia. Los empleados de Ferrocarx'iles, Correos, Telégrafos, íístaciones de Mareoni y Teléfonos, si se asocian con los fines indicados, ade- más de labrarse un porvenir seguro, de salvar a sus familias de la pobreza aun cuando los jefes de ellas fallezcan, habrán contribuido al engrandecimiento del País y dado un ejem- plo a las demás clases sociales, de lo que vale la unión, la so- lidaridad entre los hijos de una mi«ma Patria para el bim personal y el de la nación.
LiraRTAU Y TnnuEUS.
FERROCARRILES Y COLONIZACION
El hecho culiniiiaiite en nuestro país, consiste en el con- tacto (le uua raza indígena hundida casi por completo en el analfabetismo, con la raza blanca en «a mayoría ilustrada.
De «qní las pecnliaridades bnenas y malas de nuestra vi- da nacional, en todos los órdenes de las actividades humanas. La historia nacional de cuatro siglos se explica períectamen- te hasta en sns menores detalles, por las acciones y reaccio- na de las tendencias de una raza sobre las tendencias de la otra; asi niisiiK» se exjilican las niodificacioues del carácter del. blanco mexicano, con relación al de sn raza originaría y las del indio, con respecto al de sn antepasado precorte- «ano.
Durante el siglo XTX, nuestros estadistas hlanc(»s e in- dios o no tuvieron en cuenta este hecho primordial o creye- ron que bastaba sometmios a todos a las mismas leyes, para que ll^áe^mos a formar un pueblo que no presentase solu- ciones de continuidad entre sus diversos grupos; pero la ex- periencia de un siglo ha demostrado que hay verdaderos abis- mos «itre ellos ; que las leyes bnenas para nnos no lo son pa- ra los otros, que las aspiraciones de los unos son antitéticas a las aspiraciones de los otros y que en tal situación, la faz revolucionaria se ha presentado y se presentará de contínno en la evolución nacional, de no seguirse por la raza blanca, procedimientos conscientes de asimilación entre ella y su her- nmna menor, esa inteligente, valerosa y abnegada raza co- briza.
La escuela es un buen procedimiento de asimilación ; pe- ro de resultados muy lentos, porque sólo obra sobre minorías infantiles, verdaderamente iusigniflcautes, que pertenecen a la segunda de esas razas. La escuela casi casi, no existe sino para la raza blanca y todos los esfoerzos por llevár a ella a la
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otra; serán poco menos que esténles^ mientras no se eleve la
coudiciúu económica de la misma.
Para ésto no se necesita que aprenda a leer, sino que la generación adulta actual y varias que le sucedan aprendan a * trabajar, bajo sistemas menos rutinarios y más productivos que los sefruidos hasta hoy, principalmente en los campos. In- Cüueúsauieute se aprende a trabajar en hi escuela del traba- jo mismoy por imitación y por práctica. Por desgracia los blancos, actuales dueños de los campos, no los trabajan por si mismos, se conforman con obtener los frutos del trabajo de los indígenas rutinai'iamente aleccionados i>or lejanos inmi- grantes europeos, que introdujeron el arado egipcio y los pro- cedimientos árabes para la explotación de los animales do- mésticos.
La iniciativa privada, muy raquítica, ha comenzado a ha- cer algo más; pero sólo alcanzarla un resultado apreciable en muchos siglos^ si la Administración Pública no toma la parti- cipacióu (pie le corresponde en la grandiosa obra de fundir en una cultura armónica, sin soluciones de continuidad, a los numerosos elem^tos de la raza indígena con la raza blanca, mediante la educación por el trabajo, en la que esta raza asu- mirá el papel de educadora, de maestra. Lo primero que se re- quiere es la colonización de nuestro suelo por unidades de la raza blanca, compuesta de expertos trabajadores de la tierra y pequeños propietarios agricultores, a todo trance, a cual- quier precio, sin medida alguna de sacriflcio.
La consolidación de la paz orfíánica y de la nacionalidad están interesadas en esa obra de positiva cultura, de extensa y verdadera civilización.
Y n(» es difícil; por el contrario, basta obrar con perfec- ta honradez y con sujeción a pocos y sencillos principios de * conducta, para dar y sostener un impulso de resultados evi- dentes y grandiosos.
Los caiñtales europeos y norte-americanos buscan aplica- ción y una de las más ambicionadas por ellos es la de las vías férreas. Bastaría asegurarles por un NUMEBO EQUITATI- VO de años, un producto de diez por ciento neto, para que en verdadero tolérente acudiesen a completar nuestro sistema fe- rrocaiTÜero, vías de. comunicación fluviales, marítimas, ca- nales, carreteras, etc.
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Hay un medio para as^urar ese rendimiento, que puede
ronsiderarse como alto, sin quebranto alguno jmra el Erario, el que consiste en aumentar la materia transportable, la pro- ducción agrícola-industrial dd país. Para lograrlo, exíjase a cada Compañía creadora de vías de comunicación, que sea- a la vez colonizadora, que traiga e instale colonos a lo lai^ de las rutas que construya, vendiendo a cada uno de ellos una extensión de cien metros fr^te a la vía, por quinientos de fondo en las zonas cálidas y de ci^ metros de frente por mil de fondo en las zonas frías y templadas. Por cada agricultor así instalado y previa la comprobación de (pie ha pagado su lote, el Gobierno daría a la Compañía fáOO.UO tratándose de la i)rimera zona y |200.00 en las sañudas, Como evidentemen- te las parcelas de 5 y 10 hectáreas no podrán ser cultivadas por la sola familia del colono principal, éste se vería iireci- sado a ocupar connacionales o indígenas en número de dos a tres familias por lote. El cultivo asi intensificado de las regio- nes que cruzase cada ferrocarril, bastaría \n\vii dar vida al mismo, a tal grado, que ese diez por ciento asegurado por el. Gk>bierno como producto neto de la explotación a cada línea, no saldría nunca, ni en débil proporción, de las arcas pú- blicas.
Cada lote, cultivado por hábil agricultor europeo, serviría de modelo a los agricultores más inmediatos y de escuela práctica a los trabajadores nacionales ocupados por el colono y que necesariamente tendrán que ser numerosos. i
Además, los latifundistas actuales, se han mostrado tan rutinarios y morosos como los vemos, porque en realidad no han tenido competidores. La poca producción les ha conve- nido en alto jr^do, tanto, que uno de nuestros pensadores mejor penetrado de la economía rural del país ha asentado, que pasa por aforismo entre los grandes terratenientes : QUE CINCO AÍÍOS CONSECUTIVOS DE BUENAS COSECHAS, LOS ARRriXAX. Nos referimos al señor licenciadr» don Ge- naro Baigosa. Si de un modo rápido se establecen en la Re- púhlica algunos miles de colonos, la producción suya hará ruda competencia a la de los latifundistas y éstos se verán precisados a perfeccionar sus métodos de cultivo, so pena de arruinarse. Mejorados estos métodos, el alza del salario xieuo por sí mifiona o lo que es igual: LA MEJOSIA DE LA SI-
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Tü ACION ECONOMICA DEL OBBEBO DE LOS CAMPOS, DEL 1»EUN INDIGENA, DE LA BAZA.
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Líi base ineludible para la realización de la obra ante- riormente indicada a grandes rasgos, consiste en la adopción por parte del Gobierno^ de los principios asentados en mi fo- lleto: EL PROBLEMA AGRARIO EN LA REPUBLICA
MEXK ANA.
Los contratos sobre vías férreas corresponden a la Secre- taria de Comunieacioiies. La adopción de Leyes infernadas en los principios de mi citado foUeto y las peculiares de Coloni- zación, c<»rresponden a la de Fomento. He acpn el motivo de que dedique a ambas fciecretarias de Estado las someras indi- eaciones qne preceden.
La colonización rápida de nuestro territorio por agricul- rores de raza blanca, llevada a efecto por cuantos medios prác- ticos seau posibles, a todo trance, sería la obra más fecunda para la tranquilidad presóte y el grandioso porvenir de la Patria..
LlBEETAD y TlEUUAS.
A los Señores Empleados de los Ferrocarriles
Ante la opinión pública de nuestro País he sustentado la tésis, que sólo conseguiremos la PAZ ORGA-XICA, median- te la creación de la peque&a propiedad rural; exponi^do esa té8is con amplitud en varios trabajos precedentes, por la jírensa, en la coiTesiK)ndeiuia privada, ante una sociedad científica y hasta en el Extranjero.
Sólo por la creación de la pequeña propiedad rural que- dará resulto el Problema Agrario, pues que así y sólo así podrá llegar a tener con seguridad la clase pobre <lel campo, siquiera sea uu }jedazo de tierra, a que tieue derecho con tanta jiusticia.
Dada la base, corresponde a la iniciativa privada par- celar las tierras, cultivarlas, obtener de ellas la mayor can- tidad de productos al menor costo y mejorarlos constante- mente en calidad. En esta obra de salTación y ei^randeci- miento de la Patria, pueden y deben tomar parte, tanto los individuos como las co]ectivi<lades, entre las cuales descuella por su cohesión, elevada mentalidad, honradez y amor al tra- bajo, la de los empleados ferrocarrileros, comprendidos des- de los altos Jefes de las líneas, hasta el último de los traba- jadores.
A ellos me dirijo, penetrado de consideración y simpa- tía, para indicarles en rasgos generales la manera conque po- drían contribuir en beneficio propio y de la Nación, al surgi- miento de la pequeña propiedad agrícola, indispensable para el sólido progreso de los pueblos.
Es evidrate la cohesión en él gremio de los ferrocarrile- ros y ella es una magnífica base para constituir una o varias sociedades, que tengan por objeto invertir las economías de sus miembros en la compra de tierras. Fácil les será obtener el apoyo y todo género de proteccioims d^ Ctobi^mo, asi co- mo un crédito bancario muy considerable.
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Las tierras nuis convenientes para los ferrocarrileros se- rían las inmediatas a las vías, aquellas por donde éstas atra- viesan, pnes sobre ningnnas otras, les sería dable ejercer una vigilancia tan estrecha como eficaz.
En el artículo anterior expuse que me parecía muy con- veniente para los accionistas, la adquisición de una faja de tierra qne se extendiese a lo largo de las líneas con quinientos o mil metros de fondo a cada lado de la vía, a fin de que se vendiera en parcelas de 5 a 10 hectáreas entre expertos tra- bajadores de la tierra, pues esta operación sería un medio de anmratar enormemente los tranq[K>rteB, objeto esendtal de los caminos de fierro-
Ahora bien, siguiendo ese orden de ideas y fijándolas me- jor, estoy en lo cierto, que las Empresas no tendrían compra- dores qne mayor garantía les ofreciesen que sus propios em- pleados, organizados en sociedades cooperativas para la ad- quisición y cultivo de granjas o ranchos.
Para aclarar las ideas supondremos un caso concreto.
Casi no hay ferrocarrilero que disfrute de un sueldo de doscientos pesos mensuales o superior, que no tome una pó- liza de seguro de vida, la que en casos favorables y siendo IK>r cinco mil pesos, le cuesta por término medio doscientos pesos anuales durante veinte afios.
En los ferrocarriles, un empleado llega a obtener, joven aún, el sueldo de doscientos pesos, así es que en la mayoría de los casos paga cuatro mil a las Compafiííis de S^^ros, pa- ra legar a su familia los cinco mil deseados u obtenerlos él mismo, ya en su vejez. Una vez tomada la póliza, difícilmen- te se hacen otras economías en la familia, aún cuando el suel- do del empleado se haga superior, pues entonces la misma familia se ha acrecentado o los gastos de la niña convertida en señorita o del hijo en joven, también han crecido. Aquella fa- milia tendrá a la niuepte o la vejez del empleado, cinco mil pesos y nada más.
Bastaría la asociación de cien empleados, por ejemplo, para obtener ventajas mucho más considerables, si dedicaran suma igual, DOSCIENTOS PESOS ANUALES, a la adquisi- ción y cultivo de tierras colindantes con las vías férreas.
La Sociedad compraría un lote de mil hectáreas, para dividírselo entre sus miembros en fundos de diez hectáreas
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por individuo. Dado él precio medio actual de la tierra el to- tal valdría cien mil pesos y cada lote miL En cinco afios po- dría quedar cubierto el valor de la tierra y este plazo sería otorgado fácilmente por el propietario individual o por la misma Empresa áeí Fmoearril, quifmes por otra parte qwer darían garantizados con hipoteca del terreno, hasta su com- pleto pago.
GonTendría, sin emtíargO} obtener un plazo de pago más largo : di^ afios, a ^eeto de distribuir los veinte mil pesos de las cuotas personales de cada afio, dedicando diez mil a la amortización del crédito hipotecario y destinando los diez mil sobrantes, a la preparación, mejoramiento agrícola y cultivo de las tierras.
Una parte de éstas podrían darse en arrendamiento des- de luego por la Sociedad a pequeños agricultores o criande- ros de ares de corral, pues que la Sociedad no tendrá desde el primer mom^to, recursos bastantes para cultivar d lote entero; pero sí puede cultivar con diez mil pesos la décima parte o sean cien hectáreas.
T<»nando en consideración que la Sociedad tendría que pagar no s^Uamente bunios trabajadores, sino tambi^ admi- nistradores inteligentes y honrados, gente que necesita estar bien retribuida, para que así resulte mucho más económico m mpleo y hay además que hacer las inversiones inheren- tes a toda explotación agrícola; aún así, la utilidad liquida con esos gastos crecidos, no bajaría, sin embargo^ de un vrin- ticinco por ciento de las cantidades invertidas en el cultivo.
No ha¿o cuenta de los réditos correspondientes al cré- áiio hipotecario sobre él lote de mil hectáreas, a causa de que los considero comprendidos dentro del valor de cada hipoteca, porque los vendedores, deben calcular el valor de la tierra junto con los réditos que se acumulen dentro del plazo del finiquito de cuentas ^ la Sociedad; y así deberá ser por otra parte, con el fin de simplificar las relaciones entre las partes contratantes*
Las utilidades líquidas del cultivo, no podrán aplicarse en su totalidad al trabajo éA afio rigoiente^ sino que de dlaa se destinará la suma necesaria al pago de las cuotas de los socios que hayan fallecido y a la pensión de sus familias, su- poniéndoles un capital de DIEZ MIL PESOS,. ASEGUBA-
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DO POR EL GKLrü DEiSJDE QUE PAGUEN LA PKIME- £A- CUOTA 7 no de cinco mil, que sería el máximnin que re- cibieran de la CompaSi^ de Seguros sobre la vida, en caso
desgraciado.
Al finalizar el décimo año de constituida la Sociedad se habrían pagado los terrenos y se tendría^ además, un capital de trescientos veinte mil novecientos sesenta y seis pesos cin- encina ciMitavus, representado ])or los edificios, iin])lenientos para la agricultura, aperos, dinero en caja y todo aquello que permitiendo la aplicación del capital y el trabajo, aseare de una manera tan eficaz como sea posible, la renta calculada y deseada.
Del resultado teórico arriba indicado, el Gerente de la Gompafiía puede descontar el coeficiente de s^n^ridad que su experiencia le indique, para así llegar a un resultado sin ilu- siones.
Ahora bien, no se necesita mayor capital que el inicial, pa- ra ir mejorando constantemente las tierras y acrec^tar m valor de modo seguro^ valor que alcanzará elevación al pare- cer ]iniy <>rande: ]»ero, sin embargo, entei*aniente posible en la mayoría de las circunstancias. El lote comprado eu mil pe- sos, una ves que tenga árboles frutales y esté bien prepara- do para el cultivo y la cría, de acuerdo con el clima, con fa- cilidad puede ])rodncir dos mil quinientos ]>esos anuales de uti- lidad, que capitalizada al diez por ciento, arroja un valor pa- ra eada lote, de veinticineo mil pesos. El ^¡deado^ que a su muerte hubiera dejado a su familia cinco mil pesos en efec- tivo como importe total de su póliza de seguro, la hará here- dera de un lote de tierra de veinticinco mil pesos de valor, él cual le producirá una mensualidad s^ura de doscientos pe- sos cuando menos, mn contar con lo que los mismos emplea- dos hayan disfrutado de sus economías y previsiones de los •diez primeros años, así como en los diez siguientes a la extin- jdón úe la deuda hipoteeaiia del" terxeiiK» y a la ^soseeueiéii del cultivo del lote total con trescientos veinte mil pesos de capital circulante, capital más que suficiente para asegurar los productos auuai^ de la renta.
' Los empleados más modestos de los ferrocarriles pued^ formar ajírn paciones de dos, trescientos o quinientos indivi- duos, para obtt^ner resultados análogos a los someramente des-
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críptos y que se basan en las leyes naturales del acrecenta- miento constante del valor de la tierra, en nadones que se desarrollan en población y riqueza, en el sobre-valor que ad- quieren las tierras cultivadas sobre las incultas, en el aumen- to de los llenos correspondientes a cada lote, en la acumula- ción lenta de edificios, eficacia cada día mayor de las obras de irrigación, saneamiento, drenaje, etc.; obras emprendidan pri- mero por cuenta común y después proseguidas por la inicia- tiva de cada propietario en su lote respectivo, si asi convinie- re después a los asociados. En ^ caso, a las ventajas que pro- porciona la propiedad de la tierra y su inteligente cultivo, se unen las poderosísimas, las fecundas de la asociación, ]H)r desgracia casi desconocidas entre nosotros; pero que presen- tan maravillosos ejemplos de eficacia para alcanzar la prospe- ridad, en las naciones donde el cooperatismo se ha desenvuelto.
Xo qnereni(»s complicar los cálculos, pero nos sería fácil demostrar que bastarían las utilidades de una sociedad consti- tuida como hemos dicho, que capitalizase constantemente las utilidades obtenidas en la empresa agrícola y además las cuo- tas <ine se asignen sus miembros, para erogar el gasto imi»ro- ductivo de las pensiones a las familias de los socios que fa- ll^can, pensiones que no deberán pasar de cien pesos mensua- les para las de aquellos que hubiesen fallecido dentro de los ])rinieros ciiíco años de organizada la Sociedad, y <ine cesarían a los diez años al entregar a las mismas familias un capital en efectivo de doce mil pesos, a ^ecto de rehacer con esta cantidad y el importe de la pensión durante los diez años mencionados, el i)recio alcanzado al fin de ese períod*», i>or el iote asignado al socio difunto, o sean veinticinco mil pesos; una Bociedad bajo tales bases, k> repetimos, haría acomoda- das a todas las familias de los sobrevivientes después de pasa- dos los primeros (juince años, (pie por cierto será una conside- rable luígroría, pues hemos supuesto la composición de gru- pos homogéneos dé empleados, - por su sueldo y por «u edad, como en -efecto deben constituirse para evitar fracasos en el desarrollo de la riqueza común.
• IjQS empleados de ferrocarriles tendrían con tal caráct^ ventajas pecuniarias considerables, si eada grupo ile ellos, mantiene relaciones de solidaridad con todos los demás que se formen dentro, del nii§mo gremio y que iHir^iigan los mií^-
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mos fines, altamente útiles para el engrandecimiento patrio en general y esos empleados qne 'se hallan dispuestos a derra- mar su saujire en los campos de batalla, en defensa de nuestra intej»TÍda(l e instituciones, pues de ello han dado pruebas bri- llantes, por medio de la nnión están en condiciones de con-, tribnir positivamente a consolidar la paz, por el trabajo de los campos divididos en ]»arcelas sujeto a intelif»ente dirección.
Asi, por ejemplo, las máquinas agrícolas muy caras, se comprarían o alquilarían por dos o más gmpos, para obtener desde luego la ntilización de ellas, cosa imposible o mny onerosa, para un solo grupo. Lo mismo diremos de los semen- tales de alto precio ; pero en lo que principalmente podría in- fluir la solidaridad de los distintos grupos, es en el merca- do fácil y ventajoso de los productos obtenidos en cada gran lote de tierra de los distintos climas, pues las reseñas mercan- tiles serían veraces, oportunas y fácilmente transmisibles de sona a zona, de grupo a grupo. No hablamos de ventajas en los transi)ortes, porque éstas no serían legítimas y converti- rían a los ferrocarrileros en un gremio i>eligroso para los de- más agricultores y en consecuencia para la agricultura en ge- neral y para la patria.
La riqueza acumulada por el trabajo y por la solidaridad es legítimamente ganada y no deseamos otra, para ese eleva- do y simpático gremio.
La formación de sociedades para la adquisición de tie- rras y la creación de ranchos y granjas cooperativas entre los ferrocarrileros, tendrá muy considerable influencia en la ri- quesea pública. Hemos supuesto un grupo de cien individuos ca- paces de destinar doscientos pesos anuales a la indicada em- presa ; ])ero también hemos dicho que quienes disponen de me- nos dinero pueden formar grupos más numerosos, así es que calculando por término medio doscientos cincuenta individuos por grupo, los ferrocarrileros constituirían fádlmente den sociedades, aptas para adquirir y explotar cien mil hectáreas de tierra a un lado y otro de las vías actuales, que tienen una extensión de VEINT£ MIL KILOMETROS. Esas sociedades tendrán a su disposición GUA^FROCIENTA^S MIL HEGTA- KEAS, de modo que les será fácil la expansión sobre la tierra y también la formación de nuevos y nuevos grupos, según au mente el perscmaly por él natural crecimiento del tráfico f e-
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rroviario. La simple explotación inteligente, cooperativa y so- üdaria de CIEN MIL HECTAREAS de tierra en pleno des- arrollo, aplicando a la labor doscientos pesos por hectárea, sig- nificaría una inversión de yeinte millones anuales en el traba- jo de los campos de las sociedades de los ferrocarrileros, con un reudimiento total del doble (si no es que el triple j y cua- renta o sesenta millones de pesos esparcidlas entre los peones, hasta hoy desventurados, los agricultores de experiencia y cien- cia, ios hogares modestos y el comercio en <»eneral, son mny dig- nos de tomarse en consideración. Por esto es que el Gobierno está directamente interesado en la formación y fomento, dentro de sus facultades, de este género de sociedades, ya que por aditamento él también es un gran accionista de los ferrocari-i- les y le conviene por mil motivos, contar en ellos con un per- sonal entusiasta, moral, previsor y amante de la paz.
Ninguna protección más eficaz de parte del Gobierno a la gran empresa esbozada, que la expedición de leyes adecuadas para la fácil y justa adquisición de las tierras a que nos refe- rimos, mediante el plan general de l^slación que he propues- to en el estudio: "EL PROBLE^IA AGRARIO EN LA RE- PTTHLICA MEXICANA^\ declarando de indiscutible utilidad piilüica la adquisición de predios por las Compañías Coloniza- doras o de división parcelaria.
Los ferrocarrileros deberán otorjjar su voto y hacer pro- paganda en sus respectivas localidades, a ca<la cau<lidati) pa- ra Diputado y Benador, que se obligue a trabajar y votar en ambas Cámaras, en pro de las leyes mencionadas.
Libertad y Tieuuas.
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Las riquezas naturales del suelo pueden salvar la Dacionalidad
DIVmON DEL TRABAJO.
Es bien sabido que ninguna de las naciones de Europa se
hasta a sí niisina para la satisrartióii de sus necesidades de iílimeutacióii y de liiaíerias piiiuas para «U8 respectivas in- dustrias. El heitho se debe a diversas causas^ entre las cuales influye, de manera ifivjMmderante, la división del trabajo (jiie i-iiliv los }Miehl<)s de ia Tierra se ha ido estableciendo lenta- meute> por hi potencia de las leyes económicujs.
Para explicar esto último^ referiremos un fenómeno vas- to, global, cuya notoriedad admiten todos los publicistas de Kuropa : en ese continente* el crtTn]>o se d(»spuebla y en his cin- dades in<histriales y cona^rciales como Londres, l*arÍ8, lierlin, Viena, Petrogrado^ ¿r, los habitantes se cuentan por millones y así mismo se acumulan por cientos de miles en otros centros del mismo j^rnero, de cada nna de his naciones cuyas capita- les hemos enumerado y eu los de otros países como España, Bélgica, Buiza, Italia,
Naturalmente que los brazos de los inmigrantes a las ciu- dades, si)n restados a los trabajos de los campos, mermán- dose con ello la producción de materias alimenticias e indus- tríales. Y así sucede para mayar CONVENIENCIA de Euro- ])a, pues ella obtiene superiores beneficios que si cultivase más extensa e intensamente sus campos, exportando artículos ma- nufacturados i>or los obreros de las ciudades y recibiendo en cambio las materias primas y alimenticias a muy bajo precio, j)rocedente« de los Continentes no industriales.
Cíínadá, h»s Ivstados l'uidos d(^ América, la Arf»en( ina, Sillería, I]}»¡pto, &. proveen u líun^pa de trigo, carne, pata- tas, textiles, maderas y otra multitud de productos natura*
les, ya espontáneos, ya areolas de su suelo. Las r^ones trojíicalt^s del mundo la pr<»veen de azúcar de caña, café, taba- co y fruías sabrosísimas, lo que unido a la ]m)ducción ver- nácula del Viejo Continente, que no deja de ser muy conside- rable, cubre las necesidades alimenticias e industriales de sus naciones, que se han adelantado a las demás del mundo, en la manufactura.
La división del trabajo está hecha.
Europa es Industrial.
El resto de la tierra es i)roductor de materias primas para la Industria y alimenticias.
Bi^ se comprenderá que esta división ^tá lejos de ser absoluta, pues en Europa se labran inténsaili^te muchísimos campos y en naciones no euro}>eas, (*onu> los Estados Unidos de América, China, el Japón y otras muchas, existe podero- sa industria manufacturera; pero la Naturaleasa y la evolu- ción económica han hecho de Europa el centro industrial por excelencia y la misnni Naturaleza y una peculiar evolución económica, permiten a los países de los otros Continentes pro- ducir mayor cantidad de elementos alimenticios e industria- les que los necesarios para satisfacer sus necesidades.
El Comercio rejiula el intercambio.
La Historia y la Naturaleza son los factores esenciales en la división de las aplicaciones del trabajo, preponderando co- mo es de suponerse la Naturaleza, pues hay lugares de la Tie- rra mas propicios que otros para la agricultura; lo mismo su- cede con respecto a la minería y para todo género de labores e industria». En ciertas rejones se producen elementos ya agrieolas, ya de cual<iuier género, que en ninguna otra parte se encuentran ni es i)osible ]>ro(lucir. Los diversos climas tie- nen sus productos peculiares o que aventajan en calidad a los similares de cualquier otra parte del mundo.
Lo expuesto es obvio ; pero el análisis de las grandes des- venturas económicas <iue se rejaten incesantemente eu un mis- mo pueblo o en naciones diversas que podrían estar perfecta mente enteradas de tales desventuras, revelan que pocas veces se tienen en cuenta estas fáciles generali«aciones, imra dar dirección a la conducta individual y colectiva dentro de las agrupaciones humanas.
Eb la situación actual del trabajo del hombre, ha llega-
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do a ser un inconv^ente de fondo^ eapitalídimo: la GOMP& • TENOIA.
La OOMPETENCÍA ECONOMICA es eu resumen, el re- Üejo de la lueba por la vida, íeiiómeuo biológico que abarca las actividades del h<»al»e, pues se halla dentro de la animalidad. Lentamente se abre paso en la práctica el ideal de cooperar inteligéntenienle en el trabajo interior de cada pueblo e interuacioualmeule también. La integración de gru- pos 7 sociedades para la realización de fines determinados y aun la formación de las naciones, constituyen manifestación de i'ooi>(*ratisnio, siquiera sea primordial, üoy cooperan los pueblos de más alta civilización, divididos en dos bandos, en una gran guerra que bien puede señalar el fin - de la civiliza- ción de OOMPETENCL^ y el principio de la NUEVA ERA, la de la COOPElíACION perseguida conscientemente. La gue- rra ha becho aun más inestable el equilibrio creado por la competencia internacional j las graves y mientes necesida- des de los pueblos todos^ tal vez intensificarán la agricultura en los países esencialmente agrícolas, talvéz también bagan surgir en ellos el trabajo industrial con amplitud incalcula- ble; pero de manera coordinada con las conveniencias mun- dialeSj no con miras de competencia contra las actividades de los países que basta boy han sido eminentemente industria- les.
En circunstancias normales^ México hubiera aprovechado
la situación general actual del mundo para el desarrollo de su agricultura, dadas las tendencias agrarias de la Kevolu- eión en que nos hallamos; pero como ésta continúa aún, nues- tros destinos están envueltos en la obscuridad más absoluta,
la que sólo se desvanecerá si sui>onenios en nuestros Directo- res l^olíticos o Gubei'nantes dos condiciones: Honradez e In- teligencia.
EXTRAVIOS DE AMBICIONES LEGITIMAS.
Las nueve décimas partes de nuestras grandes desventu- ras nacionales, indudablemente que las defeemos a la falta de (Mlucación de nuestr<» caráctei* luoral. El egoísmo es prei»onile- raute; la pretensión de hacer fortuna por medio del robo, no es una caracteristica de las cl«sies incultas^ cuyos indiiriduos
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por otra parte^ rara vez obtienen éxito en la empresa, pues pa- ra ellos sí luiy cárceles y patíbulos; sino que también el hom- bre de las clases elevadas por la inteligencia o por la posición social, los Gobmiantes, con algunas, aunque poquífidmas ex- cepciones en todas las esferas del Poder, desconoce la pro- bidad y aproveclian las situaciones para (\j<MTer actos de rapa- cidad, siempre a mansalva^ pues si no todos hacen fortuna, go- zan con plena impunidad del fruto pequeño o grande de sus rapiñas violentas o astutas.
En el ejei'cicio <le la improbi<l;ul se emjílea la viva iuteli- gencia de que sin duda están bien dotadas las razas que inte- gran ]a nacionalidad mexicana. Be trabaja mucho mentalm^te en ver de robar al prójimo, en vez de procurar la obtención de leiiítimas recompensas por los servicios que se le presten, utilizando para ello los opulentos tesoros de nuestro medio físico.
Abandonamos esta tarea a los extranjeros, quienes pronto son corrompidos por el medio y abren cuentas en los libros de SUS n^ociaciones bancarias, comerciales, de transportes^ mi- neras, industriales, etc., al cohecho, al soborno, a la ocultación, a la falsificación y demás formas antisociales de acrecentar la propia bacienda. Su éxito es enorme en la mayoría de las ocasiones. I^o peor del caso para el progreso nacional, estriba no en una mala e ilegitima DISTRIBUCION de los frutos del trabajo, sino en que se dilapida la simiente misma, porque si un millón aplicado íntej>ro o con INTEGRIDAD en una em- presa pudiera rendir utilidades de ciento por ciento al año, cuando los gerentes DISTBAEN la mitad de esa suma de su ]H'econcebido objeto, el porcentaje de las utilidades será rau- cbísinio menor y aun babrá grandísimas probabilidades de quiebra completa. Se mata la mpresa.
La mayoría de las clases cultas en los países más dvilisa- dos está perfectanieiíte jícrsuadida de que la conducta mas in- teligente, más .ASTT'TA en los nef»ocios y en la lucha por la vida en general, £8 LA MAS HONRADA ; tal generalización es en dichas clases un sentimiento, un instinto ; en México no es sino una idea, una frase, ()ue no se tiene i>ara nada en cuen- ta al (íbrar. Ai\m pasan por más inteligentes entre la^ mismas clases, los más bribones.
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NUM8m0tÍ ACTUALES rtíOBLEMAÜ.
La Revolndón y la guerra mundial planteau ante nos- otros problemas de vida o muerte.
DENTKO DE UN PBBIODO DE CINCUENTA AÑOS A LO MAS O ES MEXI(X) UNA GRAN NACION O HABRA DESAPAKECIDO 1*AKA SlEMPliE. Su águila, esa águila querida que se yerge nabre uopal surgente de uu lago, que de- vora una ciüebra^ constituye un símbolo que hemos converti- do en trágica realidad, pues la Patria mexicana tiene i>or nsiento un lago inmenso de lágrimas y sangre y está Ihunada a luchar con culebras: como su incultura propia y formidables extrafios apetitos. ¿Tendrá las enei^as adecuadas para ven- cer siempre?
Ser o no ser, he aqui el problema planteado con caracte- res de fu^o por los acontecimientos actuales, ante nuestro patriotismo y nuestra inteligencia.
Hemos hecho una lievolución en la cual se han sacrificado medio mill6n o más de mexicanos; precisamente contra todo un pasado de oligarquías ladronas. IjOs muertos demandan de nosotros austera probidad. Ella constituirá el triunfo y el más preclaro éxito de la üeyolución. Ella será la fuerza más efidente para nuestra salvación c<mio nacionalidad*
Creemos en que la inteligencia naci(»nal eentujílieará su eficacia para el progreso, tan luego como no se aplique a las mezquinas luchas que determina la rapacidad, sino a las gran- des y magníficas inspiradas por ambiciones amplias y genero- sas, cuya médula sea el esi)íritu de solidaridad; jn-imero entre los mexicanos, teniendo }K>r compatriotas a los extranjeros la- boriosos aqui residentes y al mismo tiempo, pero ea s^undo término, con el resto de las naciones.
Y será nobilísinm aplicación de la inleligencia de los Go- bernantes y demás directores de las actividades nacionales, la resolución, ])revio estudio concienzudo, de loa problemas re- lacionados con la nianern <le cooperju- en nnivor escala v con Utilidad mutua más grande, a la normalización de la vida en los pueblos afectados pos la guerra, llevando a ellos materias primas i.ara sus industrias y artículos alimenticios buenos y
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con tal abundancia, que los ponga al alcance de las clases
más humildes durante la lucha y muchos años después de ella.
¿CUAL PUEDE 8EB NUESTRA COOPERACION f
Qnc dirección deberemos dar al trabajo nacional, en vista de una cooperación efectiva y podei*osa en el progreso del res- to de la humanidad? Cuál es la virtualidad nacional capas de absorber con fruto, remunerándolas ámpliamente, las activi- dades del mayor número de nuestros habitantes? Indudáble- mente que un intenso desarrollo agrícola responderá de la ma- nera más cumplida tanto a nuestras necesidades interiores de progreso, como a las de relación con el resto del mundo.
Para obtener el intenso desarrollo agrícola se abre un campo de investigaciones y de acción inmenso, porque la agri- cultura se divide en mil y mil ramos y admás i^orque no te- nemos sino una muy incipiente in'e])aración para ser agricul- tores. La ratifonniU'iÓH agraria actual del país debe conside- rarse como detestable, ya que ella ha (»rigiuadi» fundamental- mente todas nuestras revoluciones y además NO TENEMOB A<ilíí(*rLT(>IÍES, jíoríjue no i)ueden llamarse asi los once miüoncs de ])obladores de los campos, iiue duraníe siglos los han tralMijado reducidos a la miseria más completa y a to- das las abyecciones que de ella proceden.
l]n consecuencia, se im]M)nen, ]»arM alcanzar la alta fina- lidad que indicamos, dos íinalidades previas: (d camlúo radi cal de nuestra eonformación agraria, mediante la división del latifundio y la buena dirección del trabajo de las multitudes libertadas de la esclavitud, tanto para obtener los mayores fru- tos de ese trabajo inmediátamente, como para capacitarlas me- diante la EDl^GAOION agrícola: que abarca él cuerpo, el ca- rácter y la inteli^ncia, pí?ra que sepan conservar la dirección que se les de y alcanzar después del debido esfuerzo, la ])rós- peridad })ara la Patria y el más alto tributo al bi< n de las de- más naciones.
México tiene regiones magnificas en las cuales la produc- ción agrícola bastai-ía ])ara alimentar a millones de ser(»s hu- nmnos sin la menor diíiculía<l y con inversiones de «-apilales relativamente pequeños, dada la gran importancia del |m»pó- sito: GONTBIBÜIB eftcieutemeate a salvar del hambre al
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mundo, dado que la guerra lo dirige hacia ella con Impetu pa- voroso.
Y esto es posible si nos convertimos en eminéntemente agricnltores y sabemos así, aprovechar las virtualidades de
nuestro suelo pava una producción gigantesca, que bastaría para llevar la abundancia de granos como el maíz, el frijol y el arroz y de frutos súmamente nutritivos como el plátano, a los Estados Unidos de América, para que de allí fuesen trans- portados a todas las naciones neutrales y a las aliadas de la gran JElepública.
En parte alguna del mundo es íbm fácil, abundante y ba- rata la producción del plátano como en Tabasco, igualmente (MI ninguna otra jiarte su transporte a los puntos de embar- que puede hacerse más rápidamente a menor costo. Allí se podrían establecer factoHas en que se preparase él magníflco fruto, como se hace con los higos de España o los dátiles de TDnes«
Los Estados Unidos de América son industriales y agrí- colas; pero la producción de su suelo no basta a la Nación ni para sus necesidades industriales ni para las alimenticias. Vna lifiíera revista <le las ini]K)rtaciones v exportaciones de la Gran Kepúbüca pone de manifiesto lo que aseveramos. El Ca- nadá tiene producción agrícola similar a la de los Estados Unidos de América, así es (pie no se coni])lementan esos paí- ses, conií» sncedíM'ía si sus liijos invirtiesen trabajo y capital .en la agricultura mexicana, que les rendiría cien por uno en determinados ramos.
Sin embargo, lo más sencillo para llevarse a cabo, consis- • te en i»roporcionar capital a los actuales propietarios del Es- tado de Tabasco, que lo garantizarían con hipotecas sobre sus predios rústicos. Ellos se ^cargarían dd transporte de traba- jadores ACLIMATADOS Y MEDIO AHr^IMATADOS, que abundan en el resto de nuestras costas asi como en las tierras calientes y templadas de los otros Estados de la República.
Esas inversiones acarrearían además, la enorme ventaja de mantener relaciones verdaderamente cordiales entre estos jíaíses, con provecho de ellos mismos y de la humanidad. Mé- xico se podría proveer de armas j municiones de gueraa y con tales elementos cons^piiria su pacificación mecánica.
Inmediatamente después vendría el capital Norte-ameri-
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cano y canadense, que al regarse en la agricultura de nuestros
ávidos campos, produciría de modo espontáneo en nuestra Patria la PAZ ÜKGANICA, con tanta ansiedad deseada, lo que sucedería si^pre que el Gobierno de México tomase me- didas de carácter económico-social que facilitasen la adquisi- ción de tierras y la manumisión efectiva de los trabajadores.
ADOPCION DEL SISTEMA 8ALA.
Ya que hemos citado uno dé los valiosos productos del listado de Tabasco, como sin duda alguna lo es el plátano que Ileya su nombre, haremos indicaciones sobre la manera de con- ducir la explotación de tal cultivo a gran desarrollo, ya que él ])resenta margen para utilidades asombrosas, que bien pue- den ser de ÜN MIL MILLONES DE PESOS ANUALES, una vez alcanzado el ayogfio de las industrias relacionadas con el fruto y la planta del plátano.
Desde luego, para facilitar a los particulares la adquisi- ción de las tierras que se dedicarían a la plantación de plá- tanos, se hace nec^iario cumplir con un requisito previo indis- pensable: la adopción del SISTEMA SALA para la resolu- ción del Problema Agrario Nacional, ya por el Gobierno Fe- deral, ya por el del Estado de Tabasco. Sin esto, los latifun- distas harían imposible el negocio, porque se negarían a ven- der sus tierras o lo harían a precios tales, que absorberían to- das las utilidades posibles de los plantadores por larga se- rie de anos. Es necesario evitarlo con el menor rozamiento posible de los intereses creados, finalidad suprema del. SIS- TEMA SALA, el cual expondremos brévemente.
El Gobierno Federal o el local de Tabasco garantizaría a los propietarios rurales, que CONSTITUCIONALMENTE se fijará el porcentaje de las contribuciones prediales rústicas diroctas en el CINCO Ali MILLAS ANÜAL, único, fijo e in* variable por alza; pero que en cambio se les pide indiquen li- bremente el valor ESTIMATIVO de sus fincas riisticas en las oficinas recaudadoras req^ectivas, quedando m la inteligen* cía de que tanto el Qobi^mo, como cualquier COMF^AilIA o persona privada, que se proponga dividir un fundo entre agri- cultores en pequeño, nacionales o extranjeros, tendrá dere- cho de pagar al propietario tan sólo y nada más, que la omti-
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dad por éste declarada como valor de su propiedad en los fie- gistros Fiscales, pues en su oportunidad será expropiado de
la tilica, \H)v ser la división de los latíñuulios considerada en la laisnia Ley ('oiistitucioual (Federal o. Local) como de IN- DISCUTIBLE UTILIDAD PUBLICA.
Así deberá preceptuarlo: ya la Constitución Federal, ya las de los Kstados, donde se jH'etenda de verdad, sincera y hon- rádameute cambiar la condición actual abyecta del proletaria- do, por otra elevada hasta el nivel de una vida tranquila y lle- vadera.
LEI ÜE ArLKJAClOSEti DfiL CAPITAL.
Sabido es que el capital si*;ue en sus aplicaciones la di- recí ión de las mayores utilidades alcanzadas con la menor fa- tiga. Los altos poi'ceutajes de utilidades que realizan los pe- queños capitales, no atraen en todos los casos o con noiuciia enerva a los capitales medianos y mucho menos a los cuan- tios(»K }iara aplicarse a empresas análojias, ])or<iue todos los hombres de negocios saben muy biéu, que siendo limitados los consumos de todo género de artículos, esa limitación pone ca- denas inquebrantables al movimiento de las grandes inversio- nes de dinero. l*or otra j arte, las empresas muy amplias re- .quiei*en un aumento enorme en los GA8T08 GENEKALES, en los OASTOfí MÜ£RTOS, c^n relación a las ^agencias de las empresas en j^equeño, circunstancia que disminuye natu- ralmente el tanto por ciento de las utilidades liquidas alcau- :zado por aquéllas.
En Tabasco hi<deron Imen n^ocio, los dudSo» de mil surcos de jilatauo; persij>niendo esas crecidas utilidades hu- b<» quieu cullivase algunas decenas de miles de la misma i)lan- ta y las obtuvo; inielóse la exportación del fruto en mayor esealav se dedicaron especialmente a «lia algimas embarcacio- nes y entonces pudieron ganar sumas muy considerables los dueños de terrenos c(m cientos de miles de i)lantas; el nego- cio detuvo su vuelo ante la Involución y por la obstrucción de la Barra -de Frontera fmra {)^niitir el paso de embar- 'eaciones de gran calado; ])ero una vez que sea pacificado el País, iontinnadas y terminadas las obras de la barra e im- -^ftstaáo ^ BIMTEMA HALA en la li^Hibiica o en el Estado
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de Tabasco, i)neden encontrar mafíiiíñca aplicación, altamente remuneradora^ desde los pequeños basta los grandes capitales, desde los un mil pesos hasta los cincuenta y los cien mil o los doscientos millones del modo que pasamos a esbozar.
miiOZO DE UNA GMAX EMFREHA.
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Comenzaremos por presentar un MARGEN, es decir, un negocio global, (¡ue sin duda es imiiosible de ejecutar por una sóla Compañía y de una sola vez; pero puede llegar a ser una perfecta realidad propulsado por muchos hombres de em- presa y con prudeute lentitud, la que nunca seria extrema, da- da la ley de ai»licaciones del capital que anteriormente bemos enunciado: *'E1 capital sigue los negocios que mayores uti- lidades proporcionan con la menor fatiga''.
T'n mil millones de surcos del plátano denominado TA- BASCO, ocuparían una extensión superficial de dos millones quinientas mil hectáreas. Si se colocan los smcos a cinco me- tros de distancia uno de otro; cada hectárea contendrá cua- trocientos surcos de cinco plantas cada uno. Supuesta la ad- quisición íácil del suelo y en su justo ])recio, conforme a b>s procedimientos precisados en el SISTEMA SALA, la Com- pañía propietaria dividiría esos terrenos a rasón de cinco hec- táreas por colono, pues esa eá la cantidad de tierra que C50N SEGUKIDAI) PLEÍsA un individuo ayudado más o menos efi- cásmente por su familia, puede apropiar y sembrar de plá- tanos en un año, ari es que se neceritarían QUINIENTOS MíL COLONOS, los que ])neden conseguirse como queda didio, en el resto de las rej>*iones calientes y teinjdadas de la Bepública pictóricas de trabajadores. El auxilio, durante un año, de un ])eso diario hasta obtener la primera eosedia o dar el primer corte, sería muy atractivo para ellos y les bastarfa ])ara vivir desahogádamente con sus familias, pues el suelo tabasquefio proporciona alimentos con profusión asombrosa, a insignificante esfuerzo del intwesado. Los auxilios en el afio im]>ortaríaii por tanto, CIENTO OCHENTA MILLONES DE PESOS. Si suponemos un capital inicial de DOSCIENTOS MILLONES DE PESOS aplicado a la empresa sujeto al "Plan Financiero del SISTEMA SATjA", aun se tendría un sobrante de Cl ATÜtjCIENTOS VEINTE MILLONES, para aplicar-
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los a la compra de tierras^ construcción de habitaciones» úti les de campo, transportes y otros auxilios a los colonos o pro- pietarios en pequeño.
Como antes dijimos, con el capital antes expresado de DOSCIENTOS MILLONES DE PESOS fuertes del cuño me- xicano, la Coiiii>añía organizaría un Banco que operaría ba- jo él PLAN FINANCIERO del fcJISTEMA SALA, para cum- plir con la finalidad de realizar el gran plantío por medios indirectos, nunca directamente, ni entendiéndose por sí nais- ma con jornaleros, colonos, pequeños propietarios, &.
Si la Compañía aceptase para la fundación del Banco el Plan Financiero del SISTEMA -SALA, en realidad tan sólo, liaría un empréstito al Gobierno de Tabasco por doscientos millones de pesos, cuyos réditos así como el capital, estarían garantizados con el producto del CINCO AL MILLAS de con- tribvición que pagaría la propiedad rústica del Estado; con las utilidades del mismo Banco, que, en el supuesto, sería ma- nejado por el Gobi^no, con intervención amplia de la Compa- ñía y con la responsabilidad hipotecaria de todas las instita* ciones bancarias intermedias, que serían las que directamente se entendieran con los cultivadores, de acuerdo con el citado PIAN FINANCIERO DEL SISTEMA SALA. Ni un peso ni nn billete saldrían de las Cajas del BANCO sin la debida ga- rantía hipotecaria. El Banco tendría el derecho de emitir bille- tes por lo menos por una cantidad dos veces igual a su capi- tal; de mm&ñ que podría movilizar SEISCIENTOS MILLO- NES DE PESOS FUERTES.
Caben en esta materia multitud de firmes combinaciones; no nos proponemos detiülar ninguna, pues son familiares para los hombres de empresa y banqueros de los Estados ünidoi de América y Canadá; pero supongamos realizado el gigan- tesco plantío por colonos, por los actuales propietarios del sue- lo de Tabasco reaccionados por el Banco, por empresas priva- das de división de tierras y colonización, apo^^idas por él mis- mo Banco, &. Supongamos ésto y veamos los resultados; és- tos sí son seguros, evidentes, enseñados por práctica y expe- riencia bastante prolongadas.
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LTILlDADEíi CLAyTlOiiAi:; Y kíEGLRAS.
Como todo chupón de plátano produce m racimo al año
de sembrado y queda constituido el surco de cinco plantas por los hijos (pie nacen en torno de la generatriz, resultaría que al final del s^n^^do año, los un mil millones de surcos produ- cirían CIEN MILLONES de racimos de plátanos semanaria- mente, puesto que es nn hecho seguro y comprobado i>or la práctica que en toda plantación del jílátano, el diez i^or cien- to de sarcos produce un racimo por cada surco en ese tiem- po. Calculando que en cada racinao de plátano utilizasen los colonos veinte centavos plata, la entrada líquida semanaria en ] tesos de ]>]ata i)ara el Estado de Tabasco, sería de VEIN- TE MILLOJÍES DE PESOS, lo que daría por año la no des- preciable cantidad de UN MIL MILLONES DE FEfiOB PLA- TA.
EL PROBLEMA DE LA ALIMENTACION causa ver- dadera angustia en los momentos actuales a la mayoría de las naciones del mundo, si no es que a todas; esta situación continuará mientras dure la guerra y muchos años después aun: por el acotamiento del ci^édito i)úblico de las naciones be- ligerantes, por la destrucción de gigantescos capitales eu los teatros de la guerra, por las agitaciones int^ores a que se verán sometidos los pueblos de instituciones más atrasadas, por el empleo de snnias fabulosas improductivamente, como en el pré de millones de soldados y en la fabricación de arma- mentos, municiones, &. En consecuencia, un alimento sano, exquisito, barato, como es el plátano de Tabasco, puede tener demanda verdaderamente indefinida. Se considerará como sal- vadora su pi'oducción y atraerá simpatías a México, pues re- cordemos que la mira humanitaria, está muy enlazada con éí plan de hacer g:randes inversiones en el indicado cultivo.
En la actualidad cada racimo contiene CIEN PLATA- JÍOS por término medio, de lo que resulta prácticamente, que en caso necesario, dando a cada persona catorce plátanos de Tabasco por día, ésta podría sostener su vida bastante biéa alimentada. En los siete días de que se compone la semana consumiría un racimo, así es que los DOS MILLONES QÜI- NIENTAS MIL HECTAREAS de tierra tabasqueñas smbra*
«o •
das de plátano, }ixodueirian alimentación suficiente y bastan- te nutritiva para dm millones 'de individuos.
Es de suponerse qne con la práctica, en el cultivo del plá- tano se llegará a una alta selección y eu tal caso, se obteudráu uniformemente en los sembradíos, racimos de ciento cincuen- ta j basta de doscientos plátanos por término medio, que aho- ra se producen no muy excepcionalmente por cierto, lo que hace más seguro el cálculo que antecede.
00NDI0I0NE8 PROPICIAS PECULIARES DE TABA8C0.
Parece conveniente advertir qne en la República Mexi- cana, linicamente el Estado de Tabasco, talvez, tenga las con- diciones exiiridas para resistir la enorme succión de agua que tul i)linitarión de plátanos necesita para desarrollarse y fruc- tificar con el vigor que se requiere. Allí mismo podría suceder qne la tierra acuosa por excelencia, gracias a ese plantío se convirtiese en húmeda tan sólo, lo cual realizaría el ideal más jjreciado pava la a^cultnra y Tabasco se tendría como la tierra modelo entre los países cálidos.
Telendo en cuenta la rapidez con que el plátano madu- ra y se echa a perder, sólo también el Estado de Tabasco, es- tá capacitado ])ara ])ermitir una concentración rújuda del fru- to en los puntos de embarque, porque toda su superficie está ocupada por una verdadera red de vías fluviales más o menos amplias; pero todas sin excepción navegables.
Podría objetarse qne la fruta del ¡dátano presenta incon- venientes muy graves para su transporte y distribución en loft países consumidoreiE^ tanto por lo expuesta que estaría a la descomi>o8Íción, como por difícil de manejar en las fati- gas del manipuleo. Esas objeciones serínn incimtestables, si no fuese bien sabido ya, que el plátano se convierte eu harina y ante todo y sobre todo, que se emplea en la forma conocida con él nombre de PLATANO PASADO O BVAPOBADO. Tal estado del fruto es muy semejante, si no es que ifíual, a el del dátil de Túnez, común en todos los mercados. Precisamente a esta forma és a la que debe circunscribirse la atención de la Empresa que suponemos, para exportar el plátano en grande escala; pues en el estado de PLATANO PASADO O EVAPO^ BADO, puede durar sin descomponerse por varios años y el
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manipuleo de los transiwrtes por mar y tierra se facilita de modo extraordinario.
Además, el PI^TA iíO PASADO presenta la incalcula- ble ventaja para las clases proletarias, de que sólo t^idrán la necesidad de comprarlo ])ara comerlo inmediátamente, sin preparación alguna posterior, lo cual constituye un j^rán he- neflcio para estas clases, aun cuando sacrifiquen la agradable frescura de la fruta madura. EL PLATANO PA8ADO es de sabor exquisito.
Par al plátano el estado de evaporado se conseguirá con suma facilidad, tanto en las grandes factorías que se establez- can en los puertos de embarque, como en hornos de cortas dimensiones construidos en las casas de los colonos; así el artículo se obtendría de mejor calidad aúu, a cansa del ca- rácter familiar que tendrá la industria*
Pmrá no hacer difuso este estudio, ni aparecer con cier- ta petulancia, lu) danios en detalle los datos comparativos en- tre los elementos de nutrición que contiene el plátano y (^tras frutas, tul»érculos, gramíneas j cereales ; pero sí haremos cons- tar que el plátano sólo es aventajado por. el tri^ y eso en mínima proporción en tales elementos nutritivos.
ETAPAS NECESARIAS PARA REALIZAR LA EMPRESA.
Hemos disertado aceica de una emi>resa que realmente es una finalidad y más bien con el objeto de mostrar una de las virtualid^Mles del país, que con el propósito de soñar si- quiera en realizar sin etapas semejante empresa. No descono- cemos la influencia jioderosa del factor TIEMPO en todas las soluciones que el hombre llega a obtener; pero lo cierto es que Tabasco puede ser la región del mundo que concentre^ pa*. ra el alto comercio y la gran industria, la explotación del ])látano. Desde luego, el ])!átano ^^Tabasco", es una variedad exquisita y exclusiva de la región. Esta, la región, en que se produce es más vasta que las productoras del mismo ar- tículo en Cuba y la América Central sumadas, de modo que en la zona hidrográfica (jue abarca Tabasco, pueden hacerse plautíos COÍíCEísTUADÜS capaces de proporcionar pl;Ua- ne al mundo entero^ aun cuando ll^ue a ser en todo él con- suetudinario el uso como fruta por todos sus habitantes. Los
más gr¡ui<les pliuitíos iio acabañan con el agua que propor- cionan los ríos, arroyos y luauautiales de la comarca y si en virtud de ellos el suelo hoy acuoso se convirtiese en HUME- DO^ tanto mejor para la agricultura tropical de aquella gi- gautesea cuenca hidráulica.
Ya hemos hablado de la facilidad que los ríos de Tabas- co propweionan piura el transporte rápido y a insignificante costo del plátano hasta los lugares de embarque. Estamos de consiguiente en la ])osibilidad de contribuir con un artículo alimenticio de la mejor calidad, para convertir eu menos dura la situación de muchos pueUos y de millones de hombres. El Gobernante de Tabasco que en lo futuro no se proponga ftrine y resuéltamente llevar a cabo las obras de las barras de los grandes ríos para la navegación de gran tonelage ; que uo se proponga a la ves, apoyar con toda energía e int^igencia el cultivo intensivo de aquel suelo prodigioso, que no sólo pro- duce plátano, sino tres cosechas de maíz, tres de frijol y tres de arroz por año y en el mismo campo cada una de ellas; que además produce hule^ cacao, vainilla y mil artículos más, to- do con abundancia asombrosa, un Gobernante que no haga lo indicado, será una réni<»ra ];ositiva i)ara el i)rogreso de la Patria y para el bien de la humanidad. En cuanto a la ini- ciad^ de la primera apresa formal para el cultivo del plá- tano ^^Tabasco'^, puede intentarse con cinco o diez millones de pesos, que bien repartidos entre adquisición de terrenos adecuados (conforme al SISTEMA SALA) transporte de tra- bajadores, construcción de canbarcaciones de fondo plano, de hornos desecadores portátiles en los mismos barcos^ refac- ción a los ju'opietarios de los platanares ya existentes, ])rés- tamos o anticipos a los agricultores en escala media del mis- ' mo articulo, &. producirán utilidades inespmidas, dividen- dos del ciento o más por ciento, dada la demanda actual del plátano en los Estados Unidos de América y la mayor que es de esperarse tenga, cuando los buques de ese país, sean el necesario vehículo de todo género de mereandas de América hacia Europa y demás partes del mundo.
La terminación de las obras de la barra de Frontera que debe ser realizada por la Federación y <*1 Gobierno del Esta- do, la implantación en el país o en el Kstado del SISTEMA BALA para la división del latifundio, garantías interiores
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en el Estado, tales y cuales ex^ciones otorgadas por éste y por el Gobierno Federal a los primeros empresarios, he aquí
todo lo que se necesita para que eu el tóriiiino de un lustro o un poco más, el capital nacional y mucho del extranjero fe- cunde a raudales inagotables el riquísimo suelo de Tiüi»asco.
LA FIBRA DEL PLATANO Y EL TANINO
Se hace necesario estudiar la planta del plátano bajo
otros aspectos, uo menos interesantes que como productora del fruto*
La fibra de la planta del plátano por su longitud, blan- cura, ílexibilidad y finura, puede en ciertas aplicaciones ser superior a la fi))ra de la pita; pero desde lu^go supera al he- nequén, lechuguilla, zapupe, &.
Las desfibradoras del plátano podrían montu*se en Ta- basco en laucliones de fondo plano para llevarlas por las ri- beras de los ríos hasta el plantío donde se requii iesen. Del mismo modo podrían conducirse los hornos secadores, a fin de hacer de la .explotación de la fibra del plátano un n^^ cío verdaderamente industrial. Las instalaciones que tanto te- rreno ocupan en las industrias similares, en el presente caso seiian movibles, pues ocuparían por breve tiempo tal o cual porción de agua en vee de estar fijos los útiles y máquinas en terreno determinado. La práctica enseñaría otras muchas ventajas que pueden obtenerse del sistema hidrográfico de Ta- basco y de la naturaleza peculiarisima de la Industria del Plátano.
En los lanchones en que estén montadas las desfibrado- ras, uecesáriamente irán acompañadas de trapiches de tres cilindros a lo más, destinados a extraer el jugo del tallo de las plantas y de las nervaduras de las hojas, pues ese jugo es ríiiuísimo en taníno de la mejor calidad, substancia que tantas y tan variadas aplicaciones tiene en la Industria mo- derna y cuya extracción es del todo conocida y fácil para la Química Industrial.
UTILIZACION DEL BA&AZO DEL PLATANO.
El ]>latano proporciona otro producto de inapreciable va- lor como es el hsigaza que resulta casi seco al raspar la fibra.
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bagazo 8e puede emplear para la fabricación de cartón en- carmjado muy resistente^ utilizable en los empaques, el cual tendrá por principal ventaja sn extremada lijereza, lo que en los transportes ahorrará grandes sumas de dinero.
LOS PELIGROS DE NUESTRA NACIONALIDAD.
Si 1(» (}ue (lejaiuos sinTéticaiuente reseñado con respecto a un solo producto del Estado de Tabasco, se aplica al res- to del territorio nacioml para sus múltiples y variados ele- mentos en frutos y tubérculos, rereales y gramíneas, plantas niedii'iuales, in<Iustriales y forrajeras, tt., productos de sus tres climas; si pensamos por un momento en los resultados que tradría la explotación intensiva de nuestro suelo, se com- prenderá la magnitud del error, la yra\ísinia falta que esta- mos conietieudo los mexicanos, en contra de nuestra naciona- lidad, dado que desde la Conquista hasta nuestros días, úni- camente nos hemos ocupado en asuntos haladles en el órden moral y de intentos menos que medianos en el econóniicí^ y no hacemos incaj)ié en los asuntos de órden i)olítico, jíoríiue en nuestro país se llama POLITICA a la intriga burda y has- ta repugnante y criminal. La política entre nosotros nunca ha sido lo que debiera ser, es decir, el arte de resolver median- te el estudio asiduo y sereno, L08 TIÍOBLEMAS iíACIONA- LE8y que son de altísima trascendencia para la conservación de la nacionalidad, Grandes dudas aparecen respecto de és- to, en alí>unos es])íi i1us que de vez en cuiindo meditan sobre lo que nos espera en el porvenir, si no cambiamos de conducta y orientación, procurando aprovechar las circunstancias favo- rables que en la época píu'que atravesamos se nos presentan, I>ara enjírandecernos en todos los órdenes de la actividad hu- mana y i»rincii)álmente en ei ecom)mico.
En efe<Tto, la guerra mundial, durante ella y por -mucho tiempo después, traerá a])arejada el hambre mundial. Tan exacta es esta idea, (¡ue el i)revisor (íiíbierno de los Estados Unidos de América, una de las jirimeras medidas que tomó al particijmr en la contienda, ha sido la de procurar resolver el problema de la alimentación de los soldados y del pueblo pobre de los i>aíses de la Eti tente. Nosotros los mexicanos con un poco de juicio y buena voluntad, podríamos coms^uir que
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el capital americano se invirtiese en el cultivo de nuestros campoS;, con lo que obtendríamos la PAZ OfiGA^ICA, tras la MECANICA que lográsemos establecer por medio de las ar- mas. Así y sólo así, podremos salvar nuestra nacionalidad, terriblemente amenazada dentro de un período nunca ma- yor de CINCÜ£:NTA A^Oiá. Este es el tiempo de vida que nos queda, a más contar, como pueblo independiente, a pesar de las vociferaciones en contrario que lancen los politicastros charlatanes y embaucadores del PUEBLO, que con el fin de asaltar los puestos p^fblicos, sólo adulan a las multitudes y despnés las oprimen para contar con el apoyo de los ricos. Véanse algunos indicios serios.
En la época de nuestra desgraciada, guerra del 47 con los Estados Unidos de América, nuestro país t^ia NUEVE MI- LLONES DE HABITANTES v ellos sólo SEIS MILLONES.
Perdimos la gu^i'i'íí : ^^^^ segregaron alí»o más de la mitad de nuestro territorio; nos llenamos de vergüenza; pero a cam- bio de tantas desventuras, nosotros pudimos crear muchos HEROES.
Después de setenta anos transcurridos hasta la época ac- tualy los Estados L uidos de América han asombrado al mun- do con su ordenado crecimiento en fabulosas riquezas de to- do órden y lo qne es más espantable para nosotros : con el au- mento de sus liabitantes que en la actualidad arrojan la ci- fra de CIENTO QUINCE MILLONES de seres humanos que piensan, producen j consumen con prodigiosa enei^ía. No sería ningún cálculo exa^ferado suponer, que si las cosas conti- núan de una manera normal, dentro de cincuenta años los Es- tados Unidos de América pasarán de los TRESCIENTOS MI- UiONES DE HABITANTES, con una riqueza rayana en lo incalculable; mientras que nosotros seguiremos estacionarios o jíoco menos, pues a medida que se aumenta la riqueza, nos apresuraremos a destruirla hasta en sus f uentes, para enrique- cer HEROES y s^nui^^o^ matándonos por el ju^ de las am- biciones personales; ya que estamos lejos de querer hallar en nuestras luchas la FNIDAD PSICOLOGICA NACIONAL, que^ de una vez por todas, nos ori^te hacia nuestros destinos definitivos.
Los mexicanos que vivan en el año de 1008 tendrán el dolor y la vergüenza de ver realizarse el inevital^le fenómeno
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bial4!^co de la substitución de la actual rasa mexicana en la
Soberanía del País, por otra que sin violencia o con ella, ven- drá del ^Norte, constituida por unidades fuertes, inteligente- mente organizadoras, capaes de la solidaridad entre sí mis- ma e incalculablemente rica.
No será el 01)10 del vankee o del canadense o del habi- tan te de ¿Uaska el que nos ponga en última üla dentro del país qne hasta hoy llamamos nuestro, sino pnra y sencilla- mente la realización de nn fenómeno de biología social: la muerte de los inei)tos y esta nuestra ineptitud ]>ara organizar- nos, nos borrará del planeta. ¿Será tal nuestra debilidad, qne no tengamos nn gesto de energía y patriotismo qne nos abra nna esperanza de vida?
LlBKETAD V TXKHRAS.
hdiistría del Plátano Evaporado
£u la actualidad, los cultivadores del 'Plátano de Tabas- co", venden la mayor parte de sus cosechas en racimos de fruto
fresco, tal como se cortan de las matas cuando llegan a cierto grado de madurez. En esta forma, el articulo es de difícil ma- nejo para los transportes, y además dura en buen estado poco tiempo, lo qne naturalmente limita sn con^^io a Ji^res si^
tuados a corta distancia de los de su producción o con los cua- les las comunicaciones son de suma facilidad.
Los plátanos no aceptados i>or los fóqK>rtadores, porque tengan algfm defecto en la calidad o por la pequeña cantidad
de frutos en los racimos, son preparados en la forma de EVA- FOIÍAüOS o PASADOS, es decir, se evapora el agua que contienen, exponiéndolos a los rayos solares, después de ha- berles quitado la cáscara y abrirlos en determinada forma o
dejándoles la que tienen.
Como se comprende, «ata operación de PASAR o EVAPO- RAR el ]>1 ataño por medio de los rayos solares, ha sido una
industria emÍHcníen)ente casera, que proporciona a quienes la ejercen pequeüisiuias utilidades.
El comercio concentra con diflcultades la producción de
' plátano evaporado o ¡insado v lo vende a precio exagerado, (pie podría ser disminuido en grandes proporciones, si la in- dustria capitalista se encargase de este asunto.
Muy pocos plantadores cuentan con hornos rudimenta- rios para preparar el plátano evaporado. En la mayoría abso- luta de los casos el plátano descascarado y a veces partido en la dirección de longitud, se tiende al sol en petates o sobre tepextles. Esos tendidos requieren muclios cuidados, pues se liace necesario ponerlos bajo techo todas las tardes y evitar que los pájaros y los insectos devoren el fruto.
puede ser más lamentable la situación de esta indus*
tria, que llegará a ser poderosa ])or su euantía y llevara a un florecimiento de ricjueza difícil de imaginar a vastas regio- lies del país, especialmente a Tabasco, que goza de condiciones excepdonalmente buenas para una producción indefinida del plátano.
El fruto fresco, además de ser de difícil manejo para los transportes, sólo llega en buenas condiciones a lugares rela- tivamente i>oeo distantes del lugar de la producción ; en cam- bio el PLATANO EVAPORADO es de manejo muy sencillo y dura mucho tiempo, tanto como los dátiles y los higos eva- poradosy con los que se practica un comercio mundial.
£kito también puede hacerse con el plátano EVAPOBA* DO, y aunque hasta ahora se ha hecho su comercio con el fru- to entero o simplemente abierto; sin duda sería mucho más conveniente reducirlo a papilla una vez maduro^ en máquinas rdcfcuadas, como son las máquinas de amasar, capaces de gran rendimiento j después de laminar y cortar esta masa o papi- lla en rectángulo del tamaño y grueso que se quisiese, tam- bién mediante máquinas que ya existen para laminar y frac* cicmar en esa forma multitud de otras substancias, se llevaría a cabo la evaporación en hornos especiales.
La única operación que se practicaría a mauo seria la de mondar el plátaiio^ lo que es muy sencillo.
De este modo, se podrían obtener al día muchas toneladas de PLATANO K\'AIV )IiADO, ]>erfectamente dis|)uest<> para transportarlo por el mundo entero, en envases de hoja lata, que a su ligereza reúnen la cualidad de ser impermeables de modo completo, lo que no pasa con los envases de madera, ni aun siendo de considerable espesoi-.
Estas mismas operaciones de mondar el plátano, reducir- lo a papilla, laminar, cortar y evaporar ésta, empacarla, etc., se pueden llevar a cabo en lanchones de fondo plano con varios pisos, que navegando por los caudalosos y extensos ríos de Tabaseo, se aproximaiúan a los plantíos eu el momento o\hív- tuno o sea en el de recibir el fruto ya maduro. De este modo se eeonomizarfan al plátano fresco transi>ortes que son difí- ciles y i)nr ello costosos. Kn la ^ran industria, reducir el costo de producción es asunto de vital importancia y deben apro- vecharse todas las circunstancias que favorezcan esta mira*
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Asi i>reparadi> el plátano, sería un alimento kigiénico, muy nutritivo^ exquisito de sabor, j por su baratura, llega- ría hasta las clases más modestas de todos los países del mun- do. Tabaseo tiene un poder de producción ilimitado de este precioso artículo.
Birviéndose de las instalaciones para preparar el plátano evaporado, del excedente del vapor de agua de las calderas y del a<»'ua caliente de las mismas, al concluir los trabajos del día, si fuera posible, se podrían aprovechar para hervir agua y cocer con ella la cáscara del plátano, pues lejos de constituir un desperdicio, así i>rei tarada, es un alimento de primer or- den jíara las gallinas, los pavos, los patos y demás aves de co- rral; pero, sobre todo, para la engorda de cerdos.
La c;*ía del ganado porcino libará a constituir en Ta- baseo un ramo de riqueza de la mayor importancia, tan pron- to como se cultive y beneficie el jdátano por los procedimien- tois propios de la gran industria, pues se contará allí con la cáscara del fruto maduro, que no cuesta nada, para alimentar , ' y engordar a esos valiosos animales, cuyos productos tienen enorme demanda mundial.
Así es (jue una factoría ñja o flotante, además de produ- cir exquisito alimento del plátano evaporado, suministrará, sin costo casi, elementos para la cría y engorda de ganados de todas clases, así como de aves de corral.
Tabanco, explotado eu sus grandes elementos, asombrará al mundo por su riqueza y prestará precioso contingente al bien de las naciones.
LlU£UTAl> V TiKRBAS.